Do verde como mensaxe

alfombra-de-hierba-verde-oscuro-100x300-cm-miniatura-heki-30913Fidel Vidal. “Verde, verde (…) Entre mim e o verde, a água do ar. A verde água do ar” (Clarice Lispector, A Paixão segundo G. H.). En canto dicimos verde axiña pensamos na herba fresca ou no efebo inmaturo. Mesmo na mirada pícara dun vello verde. Do latín viridis, vigoroso, vivo, mozo, resulta un termo complicado, xa que logo sendo unha cor ligada á serenidade e á esperanza, á boa saúde, tamén está relacionada cos velenos e coa morte. Indiscutiblemente asociado á natureza, en moitas ocasións dá unha cor fráxil e ás veces perigosa. “O seu simbolismo organizouse por enteiro en torno desta idea: representa todo o que se move, cambia. É a cor do azar, do xogo, do destino, da sorte, da fortuna. Nos casinos de Venecia, a partir do século XVI botáronse as cartas sobre un tapete verde. En todos lados se coloca o diñeiro, as cartas ou as fichas encima da cor verde”. (Pastoureau)

Por outra banda, “o que sucede co verde”, apunta Berger, “-e quizais por isto sábese o difícil que resulta utilizalo moito na pintura- é que é unha cor fugaz, non no sentido técnico de ser fuxitivo, senón no metafísico de visitante. É líquido, ondulante, móbil, agresivo”. Se para Mondrian ou Kandinsky resultaba unha cor maldita, pola contra e como unha excepción, o Veronés foi quen de converter o verde nun verdadeiro e fermoso milagre.

A sociedade actual, especialmente nas grandes urbes condenadas á polución, vese necesitada de espazos libres e saudables. Por iso o verde, os verdes, aparecen representando un movemento de liberdade e respecto pola natureza. Un símbolo de xuventude, algo que “resultaría incomprensible para un europeo da Antigüidade, da Idade Media e incluso do Renacemento”. “Probablemente fose o Islam primitivo o primeiro en asociar verde e natureza: na época de Mahoma, calquera lugar onde houbera algo de verdor era sinónimo de oasis, de paraíso”. “Hoxe, o verde da vexetación converteuse no da ecoloxía e da limpeza, no símbolo da loita contra a inmundicia, o máis hixiénico das cores contemporáneas canda o branco”. (Michel Pastoureau, Breve historia das cores, 2006)

Vincent_Willem_van_Gogh_076Van Gogh, no cadro Café de noite, interior, colocouno á par do vermello, é dicir, co mesmo grao de viveza, coa intención de plasmar unha atmosfera de gran tensión emocional: “No meu cadro do café nocturno tratei de expresar que o café é un sitio onde un pode arruinarse, volverse tolo e cometer crimes. Mediante a contraposición dun rosa pálido, un vermello sangue e un vermello viño, e dun suave verde veronés e un Luís XV en aberto contraste cos tons amarelo-verdosos e dos duros verde-azulados –todo iso na atmosfera infernal dun forno a lume vivo e dun pálido amarelo de xofre- quixen transmitir o sombrío poder dunha taberna” (Vincent Van Gogh, Cartas a Theo).

Malia todo, a inmundicia continúa, e a cor verde aparece metida nun conflito significativo. De novo, a cor vai significar. No filme Non matarás, de Kieslowski, tal como recoñece Idziak, “o estilo visual reflicte a idea central que subxace na película”, onde para o conseguir “unha vez máis, a cor significa”. A cor verde convértese na mensaxe: “Utilizamos filtros moi fortes con predominio do verde para salientar o estilo póster da película e o que eu chamaba a poesía da sucidade para amosar a desagradable realidade na que vivíamos” (I. Lazkano Arrillaga, O valor expresivo da cor en Kieslowski e Idziak, 2014)

6 comentarios en “Do verde como mensaxe

  1. Querido Fidel:
    ¡Cuánto puede dar de sí el significado de un color…! Me gusta el verde, seguramente por aquello del “color de esperanza” y porque, de joven, me favorecía. Pero nunca abusé de ese color en mi vestuario. Tal vez por encontrarlo demasiado agresivo, como le ocurre a Berger.
    La lectura de tu artículo me induce una vez más a observar la pintura con sentido más crítico. Por ejemplo: no me había parado a pensar en el simbolismo negativo de este color… Ni siquiera lo asociaba con la fruta verde o el muchacho inmaduro.
    En cuanto a los pintores que mencionas, tampoco había reparado en que no abusan del verde en sus obras o lo diluyen mezclándolo con otro color. El propio Gauguin, en su cuadro “El Cristo amarillo y verde”, a pesar del título, el verde más parece azul.
    Sin embargo, para el que vive en una gran urbe el color verde de la naturaleza reporta serenidad y, como Veronés, lo considero “un verdadero y hermoso milagro”. Y también couincido con Van Gogh en ponerlo a la altura del rojo en cuanto a agresividad.
    Mencionas a Kandinsky, uno de mis pintores preferidos. Para este artista “la pintura debía alcanzar la expresividad y la abstracción de la música y poseer la estructura sintáctica del lenguaje”. Él lo consigue en el momento en el que abandona la pintura figurativa. Y es que la forma y el color llegan al alma por si mismos. Yo no entendí el arte abstrato hasta que conocí a Kandinsky.
    Y ahora una anécdota:
    Hace varios años asistí a la ópera Tannhäuser. Comenzaba la etapa de las puestas en escena vanguardistas en las que se aprovechaba el cambio para introducir escenas bien subidas de tono. Como la ocasión lo requería, el Venusberg -de un rojo intensísimo- ocupaba el escenario.
    Por aquellos días estaba reformando un cuarto de baño. Al abrir las cajas con los azulejos para las paredes, me encontré con la sorpresa de que eran de un color rojo vivo que nada tenía que ver con lo que yo había elegido. Al ponerme en contacto con la tienda me respondieron que tardarían más de veinte días en servirme los que pretendía. Como tenía necesidad de terminar la obra cuanto antes, el contratista me aseguró que iba a resultar un cuarto de baño fuera de lo común, cuando menos. Y encima me sugirió que el suelo fuese también rojo. Para remate estuve tentada de colocar en la puerta un cartel que pusiese “Venusberg”. Me pareció excesivo.
    Me he pasado un poco, pero te aseguro que me quedan cosas.
    Que tu sueño sea apacible.

  2. Apreciado Fidel: Verde, que te quiero verde…Hermoso “Romance Sonámbulo” de Don Federico.
    El verde para mí, siempre ha sido el color de la esperanza; aunque en un par de ocasiones, me haya “fallado” su colorido. Con los años va perdiendo color, y entonces lo dejas. No, no lo cambias por otro. Sigues viéndolo, pero de lejos porque ya está descolorido.
    El color verde dicen que es relajante y refrescante. Que induce, incluso, a quién lo contempla, sensaciones de serenidad y armonía, además de estar relacionado con todo lo natural; simbolizando también la vida, la fertilidad y la buena salud. Casi nada.
    Lo negativo de todo lo verde y hermoso que la naturaleza nos proporciona…Es que la mano del hombre va acaparando esas zonas verdes, para ponernos en su lugar grandes edificios. Que son necesarios pero que, en ocasiones, se quedan para “vestir santos” porque ni siquiera llegan a utilizarse.- Lo estamos viendo en muchos lugares.
    Recuerdo ahora, por la picardía del “viejo verde” que, en una ocasión, hace años, me pasó un detalle: caminaba por una acera, cuando de frente vi a un señor que me miraba, con cierta codicia, y me dijo: “si estás así de verde, como estarás de madura”. Aquello me pareció, lo interpreté como algo soez; como una grosería. Por eso dándome la vuelta; con cara de pocos amigos, le dije: ¡es usted un grosero!, ¡un solemne maleducado!”. Me respondió que había hecho honor a la verdad.- Añadiendo, que era muy guapa y angelical, para más “recochineo”. Una no era tonta, y reconocí se había pasado. Sin embargo después de recuperarme del “sofoco”, quede bastante bien, porque todos los días, no escuchabas algo así.
    Al final, el color verde, acabó gustándome un poco más, a pesar de hacerme perder la esperanza en dos ocasiones.
    Quiero dejar claro, que aquello ocurrió en mis mejores años, aunque el calendario ya marcaba los 30 abriles. Sí, pero a decir verdad, no aparentaba mucho más de los 20.
    Y termino porque lo más gordo lo dejo, para esas dos magníficas comentaristas que tenéis en el Café Barbantia.
    ¿Sabes qué Fidel? En muchas ocasiones, he imaginado el Café Barbantia como ese “Café de noche” de Van Gogh. ¡Precioso!
    Supongo conocéis, que mi estilo es escribir, casi siempre, de manera anecdótica. Me ayuda a ver la vida, desde otra perspectiva. Con más optimismo. Un abrazo desde Palmeira.

    1. Polo visto, miña prezada Naty, fuches vítima do piropo dun “vello verde” por ires vestida de verde. É un pracer ler as túas “anédotas”, esas que che axudan a ver a vida desde outra perspectiva, máis optimista, dis.
      Pois supón unha envexa que debemos apuntar para non esquecer esa parte -ben importante e ás veces pouco valorada-, que dá escribir e compartir a escrita. O que xa non vexo -será porque cadaquén ten os seus ollos e a súa maneira de mirar- é o noso Café Barbantia convertido no Café de noite, interior, de van Gogh. Ou si? Porque nel tamén é posible arruinarse, volverse tolo ou cometer un crime. Vaites!
      Saúde e non deixes de contar. Contamos contigo e con Palmeira.

  3. “Verde que te quiero verde…” Decía nuestro Federico.

    Hace un rato al leerte, querido Fide, lo primero que me vino a la cabeza fue una novela que leí dos veces y dos veces he visto la película: “Tomates verdes fritos”. Si no la has leído te la recomiendo, en ella está muy presente el machismo, por desgracia.
    Hoy tengo como acompañamiento de la carne, pimientos verdes de Herbón, todavía más verdes que los que la escritora Fannie Flagg detalla en su libro.
    Recordé el verde lechuga y los antiguos billetes de mil pesetas.
    El Mar cantábrico y el verdor de sus costas. Tenemos la gran suerte de que ese hermoso color de la flora nos acompañe durante las cuatro estaciones , y rememorando otra película, ojalá nunca podamos decir en pasado, “Que verde era mi valle”.
    Hace unos días te mencionaba “o arquiño da vella” hoy vuelvo a hacerlo, porque en ese fenómeno óptico el verde es uno de los más destacables.
    El verde era uno de los colores preferidos del poeta Nervo Ordaz. “Amado”y admirado por todos sus lectores.
    Pero, para vestir, nunca lo hagas de verde, es muy poco favorecedor.

    E, co verde da ver-da-de, xa che deixo. Voume para vendimar a aldea de Sampedro, as uvas xa están en sazón, xa deixaron de estar verdes.

    Castos biquiños palmeiráns, querido Fidel.

    Ó LIMÓN Ó MILO. Verde, es también el limón, y no me suelo EqUIvOcAr con los colores.

    1. Un magnífico relato dos verdes, miña atenta Magdalena, desde Lorca a Juan Crisóstomo, el, “Yo he visto el rayo verde”, pasando polo Cantábrico e polos pementos de Herbón, e os vestidos verdes. “Se así estás de verde, como estarás de madura?”, era un piropo hoxe politicamente incorrecto.
      Saúde e grazas verdes.
      O RETO É DE OTERO: cOngrUEncIA.

Deixa una resposta a Magdalena Cancelar a resposta

O teu enderezo electrónico non se publicará Os campos obrigatorios están marcados con *