Román Arén. Federico García Lorca non é, para os galegos, un poeta castelán importante, é tamén un poeta de noso polos Seis poemas galegos (1935), ou, cando menos, quixo selo, por riba de se foi ou non “axudado” no seu galego por outras mans. E a aventura dos poemas galegos de Lorca dá para unha novela histórica chea de personaxes nosos: Serafín Ferro, Eduardo Blanco Amor, Ernesto Guerra da Cal, Carlos Martínez-Barbeito, Bal e Gay, Fole… Unha novela á que podería pór as mans Luis Rei Núñez ou Manuel Rivas.
Pero Lorca visitou Galicia en 1916 e en 1932, e os seus pasos pola nosa terra xa os contaron Landeira Yrago, Franco Grande, Fole, Alonso Montero, Martínez-Barbeito e Luis Pérez. Moitos poetas galegos cantaron a Federico e a súa morte, en galego e castelán: Castroviejo, Madariaga, Álvarez Pousa, Celso Emilio, Lorenzo Varela, Díaz Jácome, Iglesia Alvariño, Daría X. Cabana, Carmela Kruckenberg, Guerra da Cal, Rábade Paredes, Luz Pozo… E no Barbanza, Manuel Fabeiro Gómez.
En 1998 houbo un congreso sobre Lorca en Galicia e Alonso Montero e Miro Villar editaron un volume co máis significativo sobre esa relación. Na obra inclúen o poema “Salutación elegíaca a Rosalía de Castro”, que reproduce a edición de Christian Paepe de Poesía inédita de juventud (1994). O texto, moi extenso, é de 1919. Cito só as primeiras estrofas:
Desde las entrañas de la Andalucía,/Mojados con sangre de mi corazón,/Te mando a Galicia, dulce Rosalía,/Claveles atados con rayos de sol./Que este ramo llegue a tu sepultura/Tal como una llama de las que el Señor,/Para iluminarlos en su noche obscura,/A los doce Apóstoles un día envió./Caigan los claveles en tu calavera,/Manchando su blanco marfil de pasión,/Y hagan el efecto de una cabellera/Con trenzas de sangre nevada de olor…
En 1935 escribirá a “Canzón de cuna pra Rosalía de Castro, morta”: “érguete miña amiga/que xa cantan os galos do día!/¡Érguete miña amada/porque o vento muxe, como unha vaca!”…
Foi Lorca amigo de Iglesias Brage, do falanxista Euxenio Montes e tamén dun ensaísta galego hoxe moi esquecido, José Barbeito Ramos, ao que dedicou un soneto na revista <Héroe>. O que queira máis detalles da relación entre o poeta granadino e nós pode ler Federico García Lorca y Galicia (1986) de Landeira Yrago.
En mis tiempos de estudiante, Federico García Lorca era un poeta maldito. Tuve acceso
a su lectura bastante tarde. Uno de los primeros libros que leí fue “La casa de Bernarda Alba”. Más tarde proyectaron la película en un centro cultural y al final de la proyección hubo coloquio. Aunque muy tímidamente, tuve la osadía de levantar el brazo y tomar parte en el debate que se generó: el ambiente que se respiraba en la casa de Bernarda me pareció trasladable a la Galicia de aquella época y eso me dio pie para meter baza en el debate.
Después me embalé y seguí leyendo sus obras, pero nunca nada relacionado con Galicia. Lo siento bien: mi primera noticia sobre el tema la tuve al frecuentar Café Barbantia.
Lo último que vi de Lorca fue la ópera “El Público”, con la dirección musical de Mauricio Sotelo, autor también de la partitura. La idea de convertir la obra de Lorca en ópera se le ocurrió a Gerard Mortier, por aquel entonces director artístico del Teatro Real. Y, aunque Mortier no fuese santo de mi devoción, he de reconocer que le pegó un giro copernicano a la programación y escenografía de este teatro. A veces pasándose bastante de la raya. Eso, sí. Sobre todo en lo tocante al desenfreno erótico. (Todavía recuerdo un Wozzeck difícil de digerir, sobre todo por los aficionados más tradicionales. Pero también es cierto que sin sus “ocurrencias” posiblemente dejaríamos de asistir a la representación de óperas como “El Público”).
Acostumbrada a presenciar las óperas y puestas en escena clásicas, he de reconocer que “El Público” me causó un fuerte impacto, sino del todo agradable, imborrable. Su tema principal es la libertad y la búsqueda de la verdad. Lorca explicó que le puso ese nombre porque “era el espejo del público”, de la gente que pagaba su entrada para ver la obra. Y tenía razón: en el transcurso de la ópera y, a pesar de su carácter surrealista, onírico y absurdo, te hace recapacitar y meterte en la piel de los personajes comprendiendo sus comportamientos. Hasta la música electrónica proyectada por los 35 altavoces distribuidos por la sala sonaba suave y melodiosa.
Sé que me he salido un poco del tema. Trataré de buscar el libro que recomiendas.
Un saludo
Gracias por toda esta información, Román. Decatome da miña ignorancia ao ler o teu texto e penso no coxo que era o meu comentario sobre Lorca que escribira en Nadal, lembrando o oitenta aniversario do seu pasamento.