Fidel Vidal. Non debe ser gratuíto que o nome Amleth derive do antigo termo noruegués que significa idiota ou louco, tramposo, aquel que finxe idiotez. E Hamlet xoga a facerse o parvo, a interpretar un papel na obra: o seu papel dentro doutro papel. Estamos a falar tanto do que encarna na función de Shakespeare como da que escribe o propio Hamlet para, como personaxe, ser interpretado por outro actor. A obra que o mesmo Hamlet deseña e monta, posta en marcha polos cómicos contratados, el é o autor. Ou iso parece, mais nin sequera é o verdadeiro e orixinal artífice do texto, xa que logo non pasa senón de ser un sinxelo transcritor do suceso contado polo pai, polo espectro do pai, levado á escena baixo a súa dirección.
HAMLET: (…) O drama é o lazo onde agarrarei a conciencia do rei! (Acto Segundo, Escena II)
O drama, a obra, aparece como unha trampa, e Hamlet como un fabricante de lazos, de trampas. A peza a cazar non é o seu tío, o rei, senón a conciencia do rei. Para Oscar Wilde a estética non supón para Hamlet unha mistificación, senón máis ben constitúe o único elemento normativo ou moral da conciencia. Unha estética entrelazada, consciente e na conciencia, coa ética. Oscar Wilde dixo que por culpa de Hamlet, ou despois del, o mundo fíxose máis triste. Con Hamlet a autoconciencia aumenta a melancolía a expensas de todos os demais afectos. Imprégnanos, melancolicamente, de remorsos de conciencia.
Aquí os espectadores son collidos na súa propia conciencia polos fíos sutís que agroman desde o inconsciente a través das imaxes e das palabras da realidade do escenario, da obra representada. Unha manobra. “O feitizo da escena fai que o delincuente revele o seu delito” (Hamlet). Revela o segredo agochado no inconsciente a través do desexo realizado na farsa e manifestado como desasosego, ou alegría, no propio suxeito e, de forma vicaria, no actor ou desde o actor.
Hamlet sérvese dos actores para construír a escena do asasinato do pai e atrapar así a conciencia do rei. A verdade é que monta a escena para atrapar o seu propio desexo. Na identificación coa imaxe de outro, o desexo proe, titila, conmóvese e cobra sitio. E Hamlet vese interpelado polo actor representando a traxedia:
“Que faría el (o actor) se tivera os motivos que eu teño? Inundaría de lágrimas o teatro desgarrando os oídos do público…? E entrementres, eu, torpe e vacilante, pícaro quedo feito un Xan dos soños, indiferente á miña propia causa”. (Acto Segundo, Escena II).
Querido Fidel: ¿ qué puedo decirte yo sobre tu artículo? nada, pero como no me gusta pasar sin un pequeño comentario (hoy, no tan pequeño) voy a contarte algo sobre lo que leí hace cierto tiempo. Ahí te lo mando y luego, juzgas.
Marlowe poeta y autor de teatro isabelino, huye de Londres haciéndose pasar por muerto en un carro junto a un ahorcado. Horas más tarde se sube a un mercante anclado anclado en medio del río y desaparece de Inglaterra. A todos los efectos Chritopher Marlowe autor de grandes obras de teatro como El doctor Fausto, El judío de Malta o La masacre en París, a muerto. Sin embargo, la vida de Marlowe, sigue en Francia, Italia y otros países como agente secreto al servicio de la corona inglesa, la misma institución que está detrás de su ficticio asesinato. Marlowe, sigue con su vieja pasión, continúa escribiendo. Así nacen Hamlet, Otelo, Julio Cesar, El mercader de Venecia, Romeo y Julieta, Mucho ruido y pocas nueces, El sueño de una noche de verano, Antonio y Cleopatra, Macbeth y otras tantas. Marlowe envía los manuscritos a Inglaterra, a su buen amigo Thomas Walsingham, primo del secretario de la reina Isabel. Thomas busca un hombre joven y le ofrece un pacto: que sea él el rostro conocido que firma esos nuevos escritos de un Marlowe supuestamente muerto en una reyerta de taberna. El joven actor, de nombre William Shakespeare, acepta. No tiene nada que perder.
¿ Es esto cierto o estamos ante un dislate? Shakespeare, hombre sin formación académica conocida ¿ pudo haber escrito semejantes obras maestras?
Pido disculpas, se me ha ido la respuesta sin haberla terminado. Continúo: En 1955 Calvin Hoffman y en 1994 A. D. Wright continuaron defendiendo con todo tipo de argumentaciones literarias que Marlowe era el auténtico autor de las obras que firmaba el actor Shakespeare . Era tal la pasión del investigador Hoffman por confirmar que fue Marlowe, en efecto, quien escribió las obras que firmaba Shakespeare, que el tema no quedaría zanjado con su propia muerte. Para ello dejó un testamento con un premio de varios centenares de miles de libras esterlinas que deben ser entregadas como recompensa a quien sea capaz de demostrar que fue Marlowe y no Shakespeare el que escribió las obras más famosas de la literatura inglesa. El concurso sigue abierto. El que tenga alguna idea, que no lo dude y preséntenla a la fundación del King,s College.
Por cierto, el cadáver de Marlowe fue incinerado antes de las 24 horas de su muerte. ¿ Casualidad o alguien tuvo mucha prisa en que no fuera identificado? Ah, : curiosamente Shakespeare no publicó nunca nada antes de 1593, año de la muerte de Marlowe. Hay quien cree en las casualidades. Hay quien no.
Salud, Fidel. Besiños palmeiráns
Querido Fidel: ¿Qué puede contestarte a esto Magdalena?, nada, pero como soy terca y algo siempre puede decirse, después de leer tu artículo me acordé que hace meses leí algo que me llamó mucho la atención, y como se trata del autor de tu querido Hamlet, ahí te lo mando y luego, juzgas.
Marlowe poeta y autor de teatro isabelino, huye de Londres haciéndose pasar por muerto en un carro junto con un ahorcado. Horas más tarde llega a un muelle, se sube a un mercante anclado en medio del río y desaparece de Inglaterra con destino al continente. A todos los efectos Christopher Marlowe, autor de grandes obras de teatro como El doctor Fausto, El judío de Malta o La masacre en París, a muerto. Sin embargo, la vida de Marlowe sigue en Francia, Italia y otros países como agente secreto al servicio de la corona inglesa, la misma institución que está detrás de su ficticio asesinato. Marlowe, sigue con su vieja pasión, continúa escribiendo. Así nacen Hamlet, Otelo, Julio Cesar, El mercader de Venecia, Romeo y Julieta, Mucho ruido y pocas nueces, El sueño de una noche de verano, Antonio y Cleopatra, Macbeth y tantas otras. Marlowe envía los manuscritos a Inglaterra, a su buen buen amigo Thomas Walsingham, primo del secretario de la reina Isabel. Thomas busca un hombre joven actor y le ofrece un pacto: que sea él el rostro conocido que firma esos nuevos escritos de un Marlowe supuestamente muerto en una reyerta de taberna. El joven actor, de nombre William Shakespeare, acepta. No tiene nada que perder.
¿Es esto cierto o estamos ante un dislate? Shakespeare, hombre sin formación académica conocida ¿pudo escribir estas obras maestras?
E
Moitas grazas, coma sempre, miña atenta Magdalena. Esta vez por sacares a polémica sobre a verdadeira autoría das obras de Shakespeare, un home do pobo sen asentada cultura sobre os clásicos, que si a tiña Marlowe, a quen se atribúen a maior parte dos textos. Polo visto o tal Marlow contaba cun protector, para o protexer especialmente de asuntos escabrosos e desvíos sexuais prohibidos na a época.
Unha polémica que vén de lonxe, de polo menos dous séculos atrás. Mesmo algúns autores falan, entre outros, de Francis Bacon como un participante máis no asunto. Sexa como for -eu non son experto nestes eidos, só un curioso ocasional que se ti non falaras do tema xa nin me acordaba del-, sexa como for, digo, o que me importa -o mesmo que a ti- son as obras. Velaí a importancia da creación, do verbo, da palabra escrita, mesmo mor riba do seu autor. Ou acompañada del, se a cousa cadra.
Saudiña e boas lecturas. Viva a literatura!